Hace no mucho tiempo, me hablaste un poco más de ti. Amparada por la cercanía que crea el teléfono dentro de nuestra distancia, decidiste compartir conmigo historias desconocidas, intrigantes y aventureras. Me relataste tus viajes a oriente y tus travesías por el desierto. Dejaste en muchos de aquí tu huella anhelando algún reencuentro, me dijiste. La verdad es que aun conservas esa parte bohemia y seductora que tanto me gusta, pero ¿lo habría calificado así también por aquel entonces? Asumo que ni tú ni yo sabremos nunca la respuesta.
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