Confieso que deseaba convertir el polen en néctar en el periodo más breve posible y por este motivo, el vino que se deslizó por nuestras gargantas me llevó a querer iniciar la imaginada transformación aquel viernes 13 sin pararme a pensar en el sabor metálico que adquiriría por la poca pureza de los ingredientes. Me mirabas implorando que detuviera la situación, pero mis ojos trataron de esquivarte durante todas esas horas en las que permaneciste a mi lado para protegernos. Por fin, exhausta, te alejaste por medio de un vehículo oscuro rumbo a la parte oriental de la ciudad, mientras que yo, ignorando mi pésimo sentido de la orientación de aquella noche, caminé junto a unas fuertes manos de varón hacia occidente para sumergirme de este modo, tal y como tú intuías, de nuevo en las tinieblas.
Ahora, valoro más que nunca la luz que me brindas.
Espero que mi oscuridad no te ciegue.
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4 comentarios:
Haz todo lo posible porque esa luz siga iluminandote.
Un besito.
=) De momento, por fortuna, parece que solo fue un nubarrón.
Otro besito para ti
Piensa que los nubarrones siempre traen lluvia, y es cosa buena.
=)
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